miércoles, 30 de octubre de 2013

Sobre tradicions...


Tenim el cap ben dur, l'humà és el més cabut de totes les espècies. Ens ancorem a tradicions “ancestrals” que hom sap que no són “bones”, que no ens reporten res beneficiós i que a més poden perjudicar. Em refereix, per exemple, a la tauromàquia: -Es que es una tradición, y hay que respetarla. -Es un arte de hace siglos.
Qui dicta que s'haja de respectar? Ningú. La societat. Per què? Perquè som cabuts, els més cabuts de tots. Tots, tant els qui recolzen la tauromàquia com els qui no, sabem que és un acte cruel i agressiu. Sabem que no ens reporta res, ni tan sols reporta felicitat a qui ho recolza, perquè en els fons te remordiments: sap que l'animal ha sofert, sap que no s'ha realitzat aquest acte per necessitat, com per menjar, sap que s'ha fet per pur plaer per veure a un animal indefens davant la situació extrema de canviar-lo d'hàbitat, “jugar” amb ell, amb el seu desconcert, i finalment matar-lo heroicament davant un públic expectant de sang i mancat de sentiments.

En la conservació de tradicions hipòcrites i perjudicials també entren en contacte moltes pràctiques religioses, el rol patriarcal, la no acceptació de la igualtat de la dona, l'amor exclusivament entre home-dona...

Fa uns anys, vaig haver d'escoltar una classe on el professor deia que les dones no hauríem de dur pantalons, que sempre havíem vestit faldes i que era una tradició que s'hauria de respectar i complir. Els homes pantalons i les dones faldes. Si per respectar la tradició fóra, hauríem d'anar tots vestits amb draps medievals, o amb llençols grecs, o amb pells d'animals ja extingits, o nus...
No trobeu que és hora ja de fer una selecció, buscar les bones tradicions, les beneficioses i acoblades al segle en el que estem (el XXI, per si algú encara no ho sap i segueix en el passat)?
El que no podem fer és avançar tant tecnològicament i conservar rituals que hui dia ja no tenen justificació alguna.

Ara us toca a vosaltres pensar i seleccionar les “bones” i les “males” tradicions. Fora!








MAR :)

lunes, 28 de octubre de 2013

Incoherencias



“No antepongas el derecho individual al derecho social” decían. “¿Cuál es más importante?” nos preguntaban.

Señores, vivimos en una sociedad que a parte de ser egoísta e individualista, es hipócrita. Sólo nos preocupamos por las cosas cuando nos conciernen a nosotros, sin hacer caso ninguno al resto. Pero luego osamos decir que, por ejemplo, ir a clase el día de huelga es anteponer un derecho individual a un derecho social, algo, según dicen, erróneo. Pero, ¿hay razón alguna en esa frase? Sí, claro que la hay, y mucha, pero sigo manteniendo que el individualismo abunda en la gente en estos tiempos. Si los recortes no nos afectaran a todos nosotros, sino, por ejemplo, solo a una comunidad que está alejada cientos de kilómetros, dudo que se hiciera una huelga en las otras. ¿Por qué? Porque no vemos nada más allá de los límites de nuestras narices.

Esto lo podemos observar a escala mundial. Otra vez el ejemplo de los recortes. Ya sea en la educación, como en la sanidad; muchos salen a manifestarse, se hacen piquetes y se lucha por una vida mejor. Pero claro, que haya millones de personas explotadas de otros territorios como China o India que sufran lesiones y enfermedades, y que se violen sus derechos humanos haciéndolos trabajar día y noche en fábricas, convirtiéndolos en esclavos para saciar la sed que tenemos de consumir, ya no nos preocupa tanto.

Sí, vemos documentales, noticias en la televisión y en Internet sobre aquellos explotados y nos ponemos la mano en la frente diciendo: “¿qué está pasando en este mundo? Qué decepción la especie humana...”. Pero unos minutos después escuchamos nuestra canción favorita, quedamos con los colegas o vemos una serie. Dejamos de preocuparnos sobre aquellas personas, no luchamos por ellas ni por sus derechos como lo hacemos por los nuestros. Claro, como no me pasa a mi, no pasa en mi país, mejor no preocuparme, ya se hará algo, esperaré a que se resuelvan las cosas. Y con esto, después tenemos el valor de decirle a uno, “¡Eh tú! ¡No vayas a clase, esquirol! ¡Antepones tu derecho individual a un derecho social!”. Hipocresía en estado puro.

¿Qué quiero decir con todo esto? Mi intención es hacer pensar un poco. La verdad es que la gran mayoría anteponemos nuestros derechos a los del resto y no nos preocuparnos por los demás. Solo es cuestión del azar que los derechos por los que luchamos sean los mismos por los cuales lucha el resto. En mi opinión todos deberíamos de reflexionar antes de hablar sin tener claro que nuestra crítica no va dirigida, en realidad, a nosotros mismos.


miércoles, 23 de octubre de 2013

Sobre la LOMCE y otras cuestiones filosóficas

Hoy, día 22 de octubre, comienza la huelga de estudiantes que terminará el día 24 y que está motivada por la LOMCE, la nueva reforma de educación propuesta por el Ministro Wert. Sin entrar en opiniones individuales sobre política me gustaría hablar sobre el daño que esta reforma puede hacer a los estudiantes de Filosofía.

En primer lugar, hay que decir que el alumno de primaria, ESO y bachillerato tendrá diferentes grupos de asignaturas que serán troncales, específicas y de libre configuración autonómica (en sus respectivas lenguas).
Además, con esta reforma educativa los estudiantes tendrán más dificultades para progresar, pues con (entre otras cosas) las reválidas no estamos favoreciendo un mayor nivel académico sino poniendo más trabas al alumno, ya que no fomentará el trabajo en equipo ni la expresión oral que son tan necesarios para el futuro de éste. En su lugar, hará pasar pruebas finales a los alumnos para pasar de grado.

Esta ley afecta a la filosofía porque reduce las horas lectivas obligatorias de esta materia: se elimina la asignatura de Educación para la Ciudadanía que se impartía en 1º de la E.S.O, además únicamente se impartirá la asignatura de Filosofía en 1º de bachillerato de manera obligatoria, ya que en 2º de bachillerato pasará a ser optativa.

Sinceramente, estoy harto de que la gente opine que el saber filosófico que aporta la carrera es inerte e inútil. Pienso que la carrera de Filosofía debería tener muchas más salidas porque es un saber completo, cuanto más sabes acerca del mundo que te rodea mejor puedes desarrollar el conocimiento que te aporta la carrera, no como en la gran mayoría de grados, en los que sólo se buscan especialistas o técnicos en esa profesión. Uno de los problemas de esta reforma educativa es que ya no se educa al ciudadano sino a miembros productores del mercado laboral, así se mercantiliza la educación con un carácter marcadamente neoliberal; esto puede favorecer al individuo pero en absoluto a la sociedad.

En la primera clase de cierta materia se nos preguntó por qué queríamos estudiar filosofía. Quiero estudiar Filosofía para ser alguien productivo para este mundo, el cual está falto de ética y de valores y sí, cada vez es más difícil luchar por conseguir los objetivos.

Quiero poder salir de la caverna con todas mis fuerzas y ver la luz de un mañana mejor.




Pablo Ferrer

martes, 22 de octubre de 2013

Mírate


Te veo mirándome al otro lado de un cristal. De pie. A dos centímetros de distancia y a mi misma altura. Tu expresión y la mía se asemejan ¿Estarás pensando lo mismo que yo? Yo estoy pensando en cargarme el cristal.

Quiero tocarte y que me sientas, pero como siempre, solo siento frío al intentarlo por culpa de este maldito cristal. Quiero poder verme con tus ojos y que te mires con los míos.
Quiero conocerte, que me cuentes quien eres y qué has venido a hacer a este mundo. ¿Por qué me miras cuando me asomo? En  tus ojos solo veo la locura del que se mira a si mismo buscando algo. 


¿Quién de los dos está encerrado tras un muro de cristal? 

Creo que, para ti, el tiempo se detiene cuando te observo y solo avanza cuando me marcho. En ocasiones tu cambio es tal que me asombro y te contemplo tanto rato que el tiempo se detiene por largo tiempo. Pero como siempre, quedo sin saber de ti.
Eres imposible de conocer, siempre en silencio y observándome. Nunca he visto que tu atención no esté puesta en mí.
¿También querrás descubrirme?
¿Qué sientes cuando me ves?

Tú pareces tener la solución a todas mis preguntas pero no sé como sacártelas. Dame una directriz, dame un camino que seguir, indícame un señuelo y no volveré a preguntarte, pero deja de mirarme mudo en rostro y en el habla.

Lo voy a volver a intentar, voy a cruzar.

Como siempre, solo queda sangre en mis nudillos y mis ojos solo ven un espejo roto que ahora ya no proyecta nada. Te desfiguraste. Desapareciste. Y lo peor de todo es que te volveré a encontrar mirándome, mudo, como siempre.








Mendigor



lunes, 21 de octubre de 2013

Sin juventud no hay vida/ Una noche con John Lennon.

Hace unos días, durante una de las muchas y agradecidas "conversaciones filosóficas" con mis compañeros de carrera se nos planteó el siguiente tema: La imposibilidad de ser libres en una sociedad opresora. Este debate produjo en nosotros el más famoso síntoma del revolucionario: La frustración. A partir de esto, me gustaría poder divagar y mostraros la manera en que yo concibo la felicidad y, de alguna manera, la libertad, dentro de dicha opresión.

Vivir es estar oprimido. Esa es la realidad, al menos por el momento.
Día a día, quiénes somos conscientes del caos vital presente en el mundo, nos frustramos con la manera en que este está organizado. Cambiar las cosas es una utopía dentro de esta sociedad, y ello hace que muchas veces nos planteemos si el vivir es una virtud o un castigo. Es cierto que sin una concienciación social a nivel mundial la cosas no pueden cambiar. Vivimos en desigualdad y por ello no somos completamente libres.

Ante esta argumentación me gustaría presentar aquello que sí puede hacernos libres, a nivel mental, dentro de esa opresión social. Para mí, la solución, por llamarla de alguna manera, se halla en poder actuar sin prejuicios, en poder sonreir como idiotas ignorando a aquellos que no saben que sonreír no es de ignorantes, sino de luchadores. Poder ser jóvenes eternamente, mentalmente. Con ello, no quito que no debamos  dejar atrás las preocupaciones por la corrupción humana, sino que, siendo libres a ese nivel, podremos ayudar, de nuestra manera, a derribarla.

Por lo tanto, y por muy estúpido e infantil que suene, mi opinión se fundamenta en el amor como elemento esencial para conseguir ser libres, en reírnos del mundo e incluso de nosotros mismos, en poder disfrutar, dentro de esa frustración vital, de lo bueno de la vida. Parece que a veces se olvida, pero pienso que si la gente se plantease pensar de esa manera quizás no hubiésemos llegado a este punto. Y no es que piense que sonriendo se salve el mundo, pero si pienso que ayuda más que la resignación a ser infelices por el hecho de estar oprimidos.


Christian Pressure

jueves, 17 de octubre de 2013

La Muerte

La muerte...El final...Cuando estas dos palabras se agolpan en nuestra mente se nos produce un sentimiento de miedo, que nace desde lo más remoto de nuestro ser. Pero, aunque mucha gente no lo diga, el miedo a lo que pasará tras nuestro último halo de vida sucumbe al corazón de todo aquel que se haya parado a pensar en ello con detenimiento. Nunca sabes cuando será, cuando la espada de Damocles caerá sobre el fino hilo que separa el insistente latido de tu corazón de la incertidumbre sobre lo que sucederá cuando este último haya pasado. Porque la muerte siempre ha existido, y siempre acompañará a cualquier ser viviente. Algunos prometen vida eterna en el más allá, otros una reencarnación en algo, dependiendo de tus acciones realizadas en la vida que viviste antes: Un escarabajo, una brizna de hierba, una lágrima... Pero a pesar de lo que prometen, nadie se centra en ese preciso instante en el que la vida toca a su fin, sino que intentan buscar la solución a algo que es imposible solucionar. Todos los recuerdos, las pasiones, las lágrimas, las sonrisas...se perderán para siempre tras el último suspiro, aunque siempre serán recordadas por aquellos con los que compartisteis esos momentos. Ese " te quiero" que nunca dijiste, ese beso que nunca te atreviste a dar, esa despedida truncada que ya no se producirá... Son dolores que van agravando el alma durante la vida y que solo una potente morfina como es la muerte logrará calmar para siempre.
Pero, por ahora, estamos vivos. Y es ahora cuando debemos decir ese ansiado "te quiero", cuando debemos besar a la persona amada y a la no amada. Ahora es cuando se nos plantea esa cuestión tan enrevesada de cómo debo vivir. Ahora es cuando ese tren está pasando, y ahora es cuando hemos de cogerlo. Epicuro dijo: " La muerte no nos concierne. Pues mientras existimos, la muerte no está presente. Y cuando nos sobreviene la muerte, nosotros ya no existimos"


Carlos Masia

martes, 15 de octubre de 2013

¿DESTINO?

No pretendo parecer existencialista (aunque utilizaré ciertos términos propios de esta tendencia), ni pretendo, al menos directamente, hablar de libertad. Tampoco convenceros, lectores, de que el destino no existe, sólo expresar mi opinión al respecto.

El controvertido término “destino” esconde, en lo más hondo, un miedo, una excusa, es sólo algo a lo que aferrarte cuando lo que quieres es negar que tú tienes las riendas de tu vida.  Creer en el destino no es más que una escapatoria. El hecho de achacar ciertas cosas a una predeterminación, es una salida para no aceptar que todo lo que nos ocurre es de manera directa o indirecta consecuencia de nuestros actos. Todo pasa por algo. Nada está por encima del ser humano, ninguna divinidad que nos dé las pautas de nuestra vida.

Aunque aparezca aquí el concepto de situación, y sí que haya ciertos momentos en los que no podemos actuar como queremos porque las circunstancias nos son de alguna manera impuestas (a esto me refería con “de manera indirecta”) por actos ajenos que nos repercuten (¿es esto a lo que llamamos casualidad?), al fin y al cabo siempre es decisión nuestra. No se nos impone nada ni antes de nacer, ni durante la vida; no hay ningún fin escrito, todo son resultas.

El mundo no nos depara nada, somos nosotros mismos los que vamos a por él, a buscar experiencias, y no se debe atribuir una consecuencia, ni buena ni mala, a algo que sea exterior a nosotros. Cada uno hace su vida, y es triste pensar que no es así, pues si la controlan desde el exterior ¿qué pintamos nosotros?

Debemos concienciarnos de que tenemos que llevar las riendas, no dejarnos arrastrar. Al fin y al cabo, lo único que está inevitablemente fuera de nuestro alcance, es la muerte.





Irene Abarca.

lunes, 14 de octubre de 2013

Versionada realidad


El ser humano es el animal más complejo que existe. Una de las consecuencias que esto tiene es que, al contrario de los demás animales, nosotros observamos cómo es el medio que nos rodea y lo “versionamos”, es decir, le damos una interpretación a la realidad. Pero erróneo sería pensar que todas las personas interpretamos el mundo de la misma manera, pues ocurre todo lo contrario: la formalización del organismo del ser humano da pie a que cada individuo tenga una perspectiva diferente de una realidad que, aparentemente, debiera ser igual para todos; sin embargo no pretendo analizar en este artículo cuál es la naturaleza del hombre, ni si quiera busco argumentar cómo el ser humano versiona la realidad, mi intención será desvelada más adelante.

Por otro lado el hecho de que cada persona dé una lectura diferente a su medio trae como consecuencia que ha de existir por cada individuo una ideología política distinta. Esto se fundamenta con la acción de que toda filosofía política se debe basar en una teoría ontológica, pues resulta absurdo proponer un sistema de gobierno que se adecúe a una realidad sin haberte parado a pensar cómo es dicha realidad. 

Hemos visto por tanto, que una ideología ha de basarse en una interpretación del medio que te rodea y también hemos observado que cada individuo da una interpretación distinta a su entorno; por consiguiente se ha de pensar que todo aquel que se está etiquetando en una ideología ya existente está obrando de una manera equívoca, ya que está haciendo suya una teoría ontológica que fue en un pasado de otra persona cuando resulta que tiene la capacidad de poder crear la suya propia.

Y aquí es donde se revela mi verdadera intención. Lo que pretendo hacer es que seáis conscientes de que el hecho de etiquetarse como “anarquista”, como “marxista”, como “fascista”, o con cualquier otra etiqueta política será siempre un desacierto. Lo que se ha de hacer es emprender la ardua empresa de leer e intentar conocer las distintas filosofías éticas y políticas que existen. Os invito a que leáis El capital de Karl Marx, pero también Mi lucha de Adolph Hitler; investigad las bases del capitalismo, pero ni se os ocurra dudar en leer las del socialismo; interesaos sobre el anarquismo y también sobre las ideas conservadoras. Para de esta forma ser capaces de extraer lo que consideréis mejor de cada pensamiento creando vuestra propia manera de pensar, algo que será sólo vuestro y de nadie más, que os identificará y será parte esencial de vuestra identidad.




Rubén Alepuz.

sábado, 12 de octubre de 2013

Lampedusa

Hay días en los que me levanto con un ánimo filosófico diferente. Días en que no me apetece defender mis ideas, sino provocar la reflexión en otros. Entonces, me acuerdo del viejo Sócrates dialogando por las calles de Atenas con cualquiera que quisiera escucharle, y resuenan en mi cabeza las palabras de Unamuno:
“Y yo para concluir les diré que si quieren soluciones acudan a la tienda de enfrente, porque en la mía no se vende semejante artículo. Mi empeño ha sido, es y será que los que me lean piensen y mediten en las cosas fundamentales, y no ha sido nunca el de darle pensamientos hechos. Yo he buscado siempre agitar, y a lo sumo, sugerir más que instruir. Si yo vendo pan, no es pan, sino levadura o fermento.”
Por ello, creo que no estaría de más que le dedicásemos un poco de tiempo esta semana a pensar sobre la inmigración. Traigo este tema por su actualidad, porque hace sólo 5 días que sucedió la «Tragedia de Lampedusa», hecho que parece hablar por sí mismo, o más bien gritarnos reclamando atención. Lo pasado en Lampedusa no habla sólo de un número de personas detenidas, fallecidas o desaparecidas. Me interesa sobre todo pensar cómo es posible que a los más de 200 fallecidos se les conceda la nacionalidad europea y se les dé entierro en suelo italiano, mientras que los supervivientes se convierten en delincuentes y se les expulse. 

Visto lo visto, ¿Qué podemos decir de todo esto? ¿Es un caso más de hipocresía por parte de los políticos? La inmigración no se puede parar construyendo vallas o poniendo multas, y efectivamente así ocurre. El flujo de inmigrantes que llegan a suelo europeo no se detiene, agrandando así las reservas de trabajadores precarios y beneficiando a los de siempre. Entonces, ¿Por qué dejan que se mueran unos pocos?


Escrito por Álvaro y editado por  Akalib


Nota de redactor: La historia se repite, días después de la tragedia de Lampedusa mueren cincuenta personas más, entre ellas diez niños, intentando llegar a las costas españolas.